Migrar a la nube es una de las principales prioridades para muchas organizaciones que buscan someterse a la transformación digital. Si bien la nube ofrece beneficios como seguridad, escalabilidad y disponibilidad, el proceso de migración es complejo y requiere una planificación cuidadosa, el apoyo de expertos y el presupuesto adecuado para tener éxito. Es importante tener en cuenta que la nube no es una solución a todos los problemas y sólo puede solucionar cuestiones como la seguridad de los datos y las aplicaciones si se abordan los problemas subyacentes.
Al considerar el paso a la nube pública, es crucial evaluar cuidadosamente qué aplicaciones, herramientas y datos serán los más adecuados para este entorno. Puede que no sea aconsejable migrar a la nube determinados elementos, como las aplicaciones con elevados requisitos de seguridad y cumplimiento o las herramientas heredadas complejas, ya que es posible que deban repararse en este entorno. Por otro lado, las aplicaciones y sistemas de colaboración que requieren alta disponibilidad y escalabilidad pueden beneficiarse significativamente de la migración a la nube.
Dado que se espera que el mercado mundial de la computación en nube alcance su punto álgido en 2025, es indispensable planificar y preparar cuidadosamente una migración a la nube con éxito. Este importante proceso requiere una planificación cuidadosa y precisión para lograr los mejores resultados. Por lo tanto, es importante ser consciente de los retos y seleccionar cuidadosamente las aplicaciones y sistemas que más se beneficiarán de un entorno en la nube.